Manifiesto Contrapoder
En el año 2019 publicamos El aula feroz, para escribirte mejor. Fue el resultado de décadas de insistir que, en la formación universitaria, se podía (y debía) escribir con estilo.
Manifiesto contrapoder
“Hablar de la ternura en estos tiempos de ferocidades no es ninguna ingenuidad. Es un concepto profundamente político”.
Fernando Ulloa
Haber trabajado las últimas tres décadas en la salud y la educación públicas promovió la puesta a punto de múltiples herramientas, varias de las cuales se volvieron instrumentos cuando lo que se afirmaba en teoría, fue verdad asumida.
Cuando invocábamos al pensamiento colectivo en la escritura resistíamos al poder que hecho costumbre intimidaba en las aulas. Entonces resultó urgente la propuesta de tomar la palabra y darle lugar de expresión afectiva e intelectiva; de pensar apasionado.
La propuesta de trabajar artesanalmente la palabra escrita en pos de una elaboración estética y ética que decimos propio estilo, es la consecuencia de buscar contrapoder al que se ejerce en el aula cuando declina el vínculo docentes-discentes en socialización alienante.
Nos propusimos como seres del lenguaje escrito. Nos orientamos a un contrapoder muy preciso, que no desmiente del poder de Lo político pero se va a ocupar de su microfísica intrasubjetiva, el Oikos de la Antigüedad clásica, que entendemos hoy como La política, allí donde lo personal es política. Es La política en tanto puesta en cuestión de las instituciones para poder hacer. Cuando las instituciones insisten en alienar paralizando las potencias es prioritario reiniciar el poder hacer de la escritura. Escribir, como propone Pascal Quignard (2015) “…es la interlocución inhallable del pensamiento. Escribir piensa. En un determinado grado de pensamiento ya no podemos distinguir esos verbos sino solamente su orden. Pensar no escribe. Escribir piensa. Escribir encuentra lo que aquel que escribió no podría pensar sin la obra escrita”. (pp 186) En síntesis: la práctica de trasladar el lenguaje escrito al pensamiento, y reescribir, que es la forma de ponerle cuerpo a lo escrito.
En una particular lectura de Friedrich Nietzsche, Fernando Ulloa propone: “Nietzsche escribió: “El hombre no busca la felicidad, busca el poder”. Curiosamente, la concepción del poder en la que afirma el por entonces joven filósofo traza una propuesta de felicidad” (…) “En acuerdo con esa propuesta, tiene poder quien logra vencer los obstáculos personales que le impiden quererse a sí mismo, un poder que no resulta opresivo para sí, ni para el otro”. (Ulloa, 2012:108). Poder hacer, de eso se trata. Hacer dice nuestra lengua al andar el sendero o la travesía: hacer el cerro, hacer tal montaña. Hacer nombra también al encuentro del sexo y del amor.
Lo que sostuvimos, entonces, es una entusiasta intervención en la institución del lenguaje allí dónde la alienación “silencicida” hirió potencia simbólica.
Contrapoder que busca la apropiación de lo enajenado por inoculación de un sistema imperante.
Contrapoder, frente a la afectación odiosa del capitalismo sobre nuestros cuerpos.
A la ferocidad en las aulas oponemos el contrapoder de estas formas de ternura.
Daniel Sans
Bibliografía
Aristóteles (1974). La política. Ed. Bruguera: Barcelona.
Quignard, P. (2015) Morir por pensar (pp 186) Ed. El Cuenco de plata: Buenos Aires
Ulloa, F. (2012) Salud Ele-mental. Con toda la mar detrás (p 108). Ed. El Zorzal: Buenos Aires